Una realidad y dos voluntades se conjugaron: la cosecha de medio siglo de un sistema docente que bajo el principio rector de una política cultural inclusiva multiplicó la capacidad de formación de los talentos, y la sinergia que muy pronto establecieron Eusebio Leal y Salomón Gadles Mikowsky.
“Aquí lo importante es la música que levanta el espíritu y congrega a las naciones por la paz, y que permite asociarnos a lo que un sabio llamó la sublime armonía, eso es lo más importante. A mí me interesa que venga el público, los jóvenes, que estén las personas”, dijo Leal al promover la idea y poner a disposición del evento las instituciones de la red de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Gadles, cubano hasta la médula aun cuando desde mediados de los años 50 del pasado siglo enrumbó su carrera en Estados Unidos, invitó a varios de sus discípulos en la Manhattan School of Music, de Nueva York, reconocidos en diversos escenarios internacionales, “pero que nunca han tocado en Cuba, y es hora de regresar aquí a mi patria para presentar y compartir con la escuela pianística cubana el trabajo de tantos años de pedagogía”.
¿Cómo no aportar a tan noble idea? Pronta fue la respuesta del Ministerio de Cultura, el Centro Nacional de Música de Concierto, la Orquesta Sinfónica Nacional, el Instituto Superior de Arte, el Lyceum Mozartiano de La Habana, la Oficina Leo Brouwer, los Estudios Ojalá, de Silvio Rodríguez… Nació así el Encuentro de Jóvenes Pianistas, cuya cuarta edición se efectuará del 2 al 26 de junio en tres plazas, el teatro Martí, la Basílica Menor de San Francisco y la sala Ignacio Cervantes, dotadas de magníficos instrumentos, dos de ellos donados por Mikowsky.
Para celebrar el nuevo convite, Leal escribió un mensaje en el que observa: “Armenia, Belarús, China, Corea del Sur, Egipto, Estados Unidos y Rusia serán los países de donde provengan los 17 intérpretes foráneos, todos alumnos de Mikowsky, en su mayoría multilaureados y protagonistas de exitosas carreras desde su más temprana juventud. A ellos se suman nueve representantes cubanos, también de excelente nivel e igualmente acreedores de premios dentro y fuera de nuestras costas. Sus carreras han sido fruto de la vocación magisterial de la escuela de piano cubana en la que destacan profesores como Teresita Junco, Alicia Perea, Frank Fernández, Ulises Hernández, Mercedes Estévez, Hortensia Upmann, María Teresa Pita, Andrés Alén, Miriam Cruz, Rosalía Capote, Danae Ulacia, Miriam Valdés, María Caridad Valdés, Andrea Mesa, Ernán López Nussa, Liana Fernández, Patricio Malcolm, y Aldo López Gavilán, entre otros”.
Es difícil encontrar en otro festival que se le parezca la programación de nueve funciones con respaldo orquestal, ocho a cargo de la Sinfónica Nacional y la otra de una agrupación juvenil, la del Lyceum Mozartiano de La Habana adjunto a la Universidad de las Artes.
Los repertorios abarcan el patrimonio pianístico occidental en la órbita de la música de concierto, desde la era barroca hasta la contemporaneidad. Como curiosidad, en las sesiones con orquesta que tendrán lugar en el teatro Martí, se interpretarán los dos conciertos de Franz Liszt —por el ruso Alexander Moutouzkine en la velada inaugural— y los dos de Chopin —por el chino Yuan Sheng el jueves 23 de junio—, pero también debe despertar el interés la ejecución de autores poco frecuentados en la vida musical cubana como el español Antonio Soler (1729–1783) —el armenio Hayk Arsenian le dedicará un monográfico el viernes 3 de junio en la sala Cervantes—, y el francés Jean Philippe Rameau (1683–1764) —en los programas de Kyu Yeon Kim del sábado 11 en la Basílica y de Sining Liu el domingo 19 en la Cervantes.
Aunque obviamente todos los intérpretes convocados son jóvenes y con ejecutorias en pleno desarrollo, llaman la atención entre los cubanos las edades de Lisa María Blanco (nació en 1995) y Ahmed Alom (en 1998), ella ganadora del Concurso Internacional Musicalia, de La Habana, en el 2015; él, primer premio en el Concurso María Clara Cullell, de Costa Rica. De los visitantes, los “superjóvenes” son las chinas Sining Liu (1997) y Ssu Hsuan Li ( 2000).
Jóvenes veteranos, muy ligados a Mikowsky, son el chino Yuan Sheng y la norteamericana Simone Dinnerstein, ambos de 44 años. El primero descubrió a Cuba, y fue descubierto por nosotros, en el 2000 cuando ganó el internacional Ignacio Cervantes. La Dinnerstein pertenece al catálogo de la Sony Classical Records desde el 2010 y asumirá el sábado 25 en la Basílica, junto a la violinista Jenny Peña, la flautista Niurka González y la orquesta del Lyceum Mozartiano, bajo la conducción de José A. Méndez Padrón, el quinto de los célebres Conciertos de Brandeburgo, de Johann Sebastian Bach.