En el marco de los propósitos de trabajo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, todos ellos relacionados con la preservación y gestión del Patrimonio Cultural, primordialmente cubano, se crea en junio de 2012 el Gabinete de patrimonio musical Esteban Salas como entidad especializada en el estudio de fuentes documentales relativas al hecho musical. Lleva el nombre de Esteban Salas (La Habana, 1725-Santiago de Cuba, 1803), primer compositor del que se conservan partituras en la Isla. El patrimonio musical de Cuba constituye una parte importante de nuestra historia cultural; refleja el desarrollo y la proyección de diversas corrientes estéticas, técnicas e ideológicas, y agrupa un conjunto de: partituras, instrumentos, documentos relativos a la gestión y difusión de la actividad musical, expresiones iconográficas y fonogramas.

Entre las funciones del Gabinete se encuentran:

PRESERVACIÓN: Digitalización de fuentes relativas al hecho musical y recuperación de fuentes sonoras

INVESTIGACIÓN: Localización, catalogación, transcripción y estudio de fuentes relativas al hecho musical

GESTIÓN: Socialización del patrimonio musical en bases de datos, publicaciones impresas, biblioteca-fonoteca especializada, conciertos y conferencias

Para ello cuenta con un equipo multidisciplinario de especialistas formados en musicología, sociología e historia con el objetivo de estudiar el documento musical desde varias aristas. Los resultados de la labor del Gabinete de patrimonio musical Esteban Salas revierten en beneficio de instituciones e investigadores que requieran información sobre esta temática.

LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

PRESERVACIÓN Y ESTUDIO DE DOCUMENTOS MUSICALES CON ESPECIAL ÉNFASIS EN EL PATRIMONIO MUSICAL CUBANO Y LATINOAMERICANO

- Colección Música Sacra de Cuba, siglo XVIII de conjunto con el CIDMUC y la Universidad de Valladolid

- Colección Patrimonio Musical Cubano de conjunto con el CIDMUC y la Universidad de Valladolid

- Colección Documentos Sonoros del Patrimonio Musical Cubano. Sellos discográficos Colibrí y La Ceiba

CATALOGACIÓN Y ESTUDIO DE DOCUMENTOS MUSICALES EN BIBLIOTECAS Y ARCHIVOS ASÍ COMO DE TRANSMISIÓN MULTIMEDIA

- Los archivos de música de la Catedral de Santiago de Cuba y la Biblioteca Elvira Cape

- La capilla de música de la Catedral de La Habana, siglos XVIII y XIX

- El archivo eclesiástico: La Merced, La Habana/ San Francisco de Asís, Santiago de Cuba/

- Órganos históricos

- Estudio de colecciones: Santa Clara y Holguín



PROCESOS QUE VINCULAN MÚSICA, CULTURA Y EDUCACIÓN

- Músicos criollos y peninsulares de los siglos XVIII y XIX. Repercusión del acontecer político y religioso en su creación musical

- La actividad musical en los espacios religiosos de La Habana en la segunda mitad del siglo XIX

- Música, cultura e identidad en Cuba durante el período colonial (siglos XVIII y XIX): fuentes, contextos y circulación

- Músicos pardos y morenos libres vinculados al culto católico en Santiago de Cuba durante el periodo colonial

- Música y sociedad en Cuba, siglos XIX y XX

- Música sinfónica latinoamericana del siglo XIX

- Prensa y música

- Iconografía musical

- La recuperación del oficio de luthier de instrumentos de la familia del violín

- La recuperación del oficio de afinador de piano

- Enseñanza patrimonial de la música en el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana (Universidad de La Habana): Diplomado en Patrimonio Musical Hispano/ Diplomado en Patrimonio Musical Organístico/ Maestría en Gestión del patrimonio histórico-documental de la música (en proceso de aprobación)

- Libro de texto sobre Historia de la música en Hispanoamérica para estudiantes de nivel medio de música

- Libro de texto sobre Patrimonio musical cubano para el programa de Aulas-Museo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana



GESTIÓN Y MANEJO SOCIOCULTURAL DEL PATRIMONIO MUSICAL

- Colección Documentos sonoros del Patrimonio Musical Cubano de conjunto con el CIDMUC

- Gestión de eventos: conciertos temáticos y Encuentro de jóvenes pianistas.

PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN

- Nuestro patrimonio, nuestro futuro - el fomento de la enseñanza del patrimonio musical como vector de cambio social, subvencionado por la Comisión Europea, y gestionado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, OIKOS y la Universidad de Valladolid, en el que también participan la Baltisches Orgel Centrum, Hochschule für katholische Kirchenmusik und Musikpädagogik Regensburg de Alemania, Luthiers sans Frontières de Bélgica y la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba.

- Gestión y difusión del patrimonio musical de Cuba y Latinoamérica: luthiería, investigación y docencia, subvencionado por la Comisión Europea, y en el que también participan la ONG belga Luthiers sans Frontières, la Sociedad Civil Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente, la Universidad de Valladolid y la Société Française de Luth.

- El patrimonio histórico-documental de la música en Cuba durante el período colonial de conjunto con el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana y la Universidad de Valladolid, España

- El patrimonio histórico-musical conservado en las catedrales e iglesias de Cuba de conjunto con el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana y la Universidad de Valladolid, España

- Música y cultura en España (siglo XVI-primera mitad del XVIII). Fuentes, contextos y comunicación, proyecto I + D de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Valladolid, España.

- Identidades nacionales, regionales y locales en las culturas musicales de Latinoamérica y España en el siglo XX, proyecto I + D de la Universidad Complutense de Madrid.

Valoran actuaciones de Sinfónica Nacional en Encuentro de Jóvenes Pianistas

Por Ignacio Cruz – Emisora CMBF.

Con tres presentaciones anunciadas, durante el 4to. Encuentro de Jóvenes Pianistas, la Maestra Daiana García aseguró sentirse satisfecha del rol que comparten los integrantes de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba.
Más de veinte salidas al escenario del Teatro Martí sostienen ese criterio entre igual número de presentaciones previstas a lo largo del acontecimiento habanero, señalado hasta el 26 de junio.
«Es un reto enorme para los músicos de atril, los directores y por supuesto, también para los pianistas, que prácticamente ensayan solo en dos oportunidades», aseguró la directora de la Orquesta de Cámara de La Habana.
Dijo que los integrantes de la formación «están dando el máximo», al señalar que buena parte de la literatura no pertenece al repertorio habitual de la Orquesta, dependiendo incluso que algunas de esas partituras lleguen entre los primeros días del Encuentro, según comentó.
Tras acompañar las actuaciones respectivas de Kyu Yeon Kim, de Corea del Sur, y Aldo López-Gavilán Junco, aseguró que «los músicos estuvieron todo el tiempo alerta, muy a la escucha y a merced de lo que ambos intérpretes estaban proponiendo».
«Realmente la labor que están realizando es meritoria», acentuó.
De igual manera Daiana García debe comprobarlo en siguientes oportunidades, en tanto subirá otra vez al podio el 23 de junio, cuando el chino Yuan Sheng interpretará a Frederick Chopin; y el día de la clausura, en que actuarán Karla Martínez y el egipcio Wael Farouk, con sendas partituras de Ludwig van Beethoven y Sergei Rachmaninov.

¿Cuánto provoca ese esfuerzo a los músicos y al director?
El Encuentro da la posibilidad de intercambiar con estos jóvenes músicos, igual que a los pianistas del país, ver diferentes maneras de abordar disímiles repertorios, ya no solo de compositores y estilos, sino incluso de distintas maneras de abordar esos mismos autores.
Me parece que es muy meritorio. Hay que agradecerle al Maestro Salomón Gadles Mikowsky por mantener esta realización, y apoyarlo, para que siga ocurriendo un evento de esta naturaleza.

Se ha dicho que esta cuarta edición ha permitido la consolidación del acontecimiento. ¿Qué piensa al respecto?
Los anteriores fueron bien sólidos. Para el segundo la Sinfónica Nacional salió a escena por primera vez, pero cada año ha tenido un balance bien serio y acoplado entre profesionales y estudiantes de la más alta calidad, de todos los niveles.
A mí me parece que todos han tenido un gran realce en ese sentido, sabiendo cotejar programas con profesionales o con estudiantes, que realcen a cada pianista y los permita mostrar lo mejor de ellos.

Patricio Malcolm: El piano es un amigo

Por Mayra García Cardentey – Revista La Jiribilla.

Hay horarios que Patricio Malcolm respeta como ley de vida; uno de ellos, impostergable y sin posibilidad para la interrupción, es la hora de ensayo. No existe llamada de teléfono o entrevista concertada que interfiera en ese tiempo santo.
Esa disciplina la aprendió desde pequeño. Con apenas tres años ejecutó sus primeros acordes en el piano. La influencia familiar resultó savia imprescindible. Hijo del conocido compositor Carlos Malcolm y de la profesora María Caridad Valdés Díaz, a Patricio el arte le tocaba por genética. Del tal músico, tal pianista, dirían los entendidos.
“Con temprana edad tocaba las melodías que escuchaba en los dibujos animados. Sentía una gran atracción por lo que veía en casa”, recuerda.
“El hecho de que mis padres sean músicos generó un creciente interés en mí. Ver las clases de mi mamá, o las partituras de mi papá, agilizó mi aprendizaje”.

Patricio supo abrirse su propio camino; sin abandonar la cuna artística, el hoy prestigioso pianista asumió con responsabilidad y una profunda sensibilidad la que sería su carrera de vida: sostén económico y compañía imperecedera.
Para ello cursó todos los niveles de la enseñanza del instrumento hasta el estadio final en el Instituto Superior de Arte (ISA). Contó con lecciones de la prestigiosa maestra Andrea Mesa, además de siete años de instrucción con Teresita Junco, profesora titular de la especialidad en el ISA.
Han sido años intensos y prolíficos. Avalan su trayectoria los diversos lauros obtenidos en estas tres décadas y su participación en certámenes internacionales en España e Italia, así como su asistencia como invitado al Concurso Internacional Federico Chopin, el más célebre encuentro de su tipo.
Una vez graduado, fungió como profesor de la materia en el ISA. Allí compartió sus conocimientos hasta que en 2010 visitara, como parte de un intercambio cultural, la Guayana Francesa. Desde entonces imparte clases en el Conservatorio elemental y en la Universidad de las Antillas Francesas.


La escuela cubana de piano
Su experiencia internacional, tanto como docente o instrumentista, le otorgan credibilidad para hablar sobre la escuela cubana de piano y sus características distintivas respecto a sus homólogas en otros países.
“La docencia de Cuba, con toda la influencia rusa, tiene bases más sólidas y un espíritu vocacional. En ese sentido, en la escuela francesa, la enseñanza del arte es menos instintiva. No hay pruebas de ingreso para entrar; estudian quienes quieren aprender y no aquellos que tengan el don de la música. De esa manera, encuentras personas con mucho interés que alcanzan un gran nivel y otras que desean tener el arte en sus vidas como una faceta”.
En la Isla es distinto, insiste. “Hay muy buenas semillas, si bien no puedo negar que hubo un momento de oro cuando los profesores venían directamente de Rusia. También fue la época de un claustro integrado por Frank Fernández, Víctor Rodríguez, Jorge Luis Pacheco, grandes pianistas en activo que estaban tocando en el escenario nacional e internacional y a la vez daban clases en el ISA. Eso se agradece mucho: tener a alguien que te diga y también te muestre visualmente”.
Malcolm asegura, sin temor a la equivocación, que en Cuba existe una Escuela de Piano, así, en mayúsculas. “Con sus virtudes y defectos”, acota. En ese aspecto, un error a enmendar, a su consideración, es la ausencia de la música popular como parte del plan de estudio. “Si en el país se hiciera una especialidad de pianística popular, sería algo único en el mundo”.

El piano es mi vida
Más de 30 años acariciando cada tecla, recordando cada partitura, han creado entre Patricio y el piano una comunión especial. “Es mi vida, un amigo, una fuente de canalización de todas las cosas que no logro decir con palabras.
“Es quien escucha lo que quiero expresar. También lo pienso como un instrumento para tocar, o intentar llegar, al espíritu humano”.

En esa relación intensa, la disciplina es un componente indispensable. “Tiene imbricación directa con lo que uno se proponga. Hace falta mucho trabajo. Poco a poco aprendemos que no es tanto la cantidad de horas de práctica como la calidad de ese tiempo. Tampoco es repetir incansablemente lo que alguien compuso, sino conocer lo que quiero expresar. Conocerte a ti mismo y tu relación con el piano, además de tener calidad en el tiempo de trabajo, son elementos importantes en este oficio.
“En ese proceso uno aprende de sus propios errores, de las virtudes; se encuentra la manera de afrontar el miedo y la inseguridad. Es por ello que la disciplina viene como gravedad; no es un esfuerzo, es un agradecimiento que uno siente practicando el instrumento”.
Pero no estaría completo el proceso sin la interacción músico-instrumento-público. Y en Cuba existe una magia singular. “El espectador es muy caluroso. Se crea un vínculo especial, uno siente ese rebote cuando está tocando, hay un contacto más íntimo”.
Por eso Patricio agradece la existencia de eventos como el Encuentro de Jóvenes Pianistas: “Es algo a agradecer. La connotación de este certamen se siente a la larga: los contactos que se hacen, las ideas que surgen. En mi tiempo no existía nada de esta envergadura”.
Entonces recalca la responsabilidad de esta cita y de los propios artistas con su tiempo. “Uno se debe  su pueblo, a su época. No es una elección fácil. Es un camino arduo de búsquedas, fallos, equivocaciones y nuevos intentos”.
En ese periplo extenso-intenso el mayor regocijo lo encuentra en cada regreso a Cuba. “Me encantaría tocar de nuevo en un evento como este. Dar conferencias en la universidad. Mi idea es seguir presente”.

Pianistas chinos deslumbran al público habanero

Por Pedro de la Hoz – Revista La Jiribilla

La era de los pianistas chinos es una realidad. Si con el advenimiento del siglo XXI el mundo descubrió los talentos de Lang Lang, a quien disfrutamos en Cuba en octubre del año pasado, y Li Yun­di, en la actualidad pueden citarse no menos de diez intérpretes de altísima calidad, avalados por su participación en certámenes internacionales y con una presencia notable en los principales circuitos de la música de concierto.
Chun Wang, 26 años, y Jie Yuan, 31, hicieron valer  sus méritos en la tercera semana del IV En­cuentro de Jóvenes Pianistas de La Habana —am­bos transitaron por el célebre conservatorio Ju­lliard y recibieron clases en la Escuela de Música de Manhattan de Salomon Gadles Mikowsky— y ya los aficionados esperan al conocido Yuan Sheng, primer premio del concurso internacional Ignacio Cervantes 2000 en  la capital cubana, anun­ciado para los carteles de los próximos jueves y viernes a las 6:00 p.m. en el teatro Martí y la sala Cervantes, respectivamente.
Al comparecer con la Sinfónica Nacional, dirigida por Enrique Pérez Mesa, en el Martí el último do­mingo, Chun optó por una partitura apenas interpretada en nuestro país: Burlesque en re menor (1886), de Richard Strauss (1864–1949). El maestro Juan Piñera recuerda haberla escuchado únicamente en Cuba por Ñola Sahig. No por ser una obra de juventud del compositor alemán, deja de ser un botón de muestra de su ingenio creador.
Una idea de sus complejidades técnicas la dio el director y pianista Hans von Bulow a quien Strauss dedicó Burlesque: “Es preciso cambiar la posición de las manos a cada compás. ¿Cree que me voy a pasar cuatro semanas estudiando una pieza tan imposible de tocar?”.Las violentas transiciones de un discurso, que no pocas veces  se mueve entre la parodia y la exacerbación de los tópicos románticos, demandan del ejecutante una entrega exigente, como la asumida por Chun en todo momento.
Jie situó al auditorio en tierra abonada por la memoria: el Concierto no. 1 opus 23(1875, revisado en 1879 y 1888), de Piotr Ilich Chaikovski (1840–1893), figura entre las más populares composiciones para piano y orquesta. No hay pianista de clase que lo deje de interpretar y se cuentan por decenas las grabaciones de muy alto nivel a lo largo del siglo XX. En el cuidado por los detalles, la articulación dinámica y, sobre todo, la definición de las cualidades de una obra que alterna pasajes impetuosos y pletóricos de bravura con arranques líricos de gran intensidad —particularmente ostensibles en el tercer movimiento— el joven pianista chino tu­vo sus cartas de triunfo.

Kyu Yeon Kim: exquisita y culta

Por Juan Piñera – Emisora CMBF
act_2953_1Entre la nómina de sus participantes, el 4to. Encuentro de Jóvenes Pianistas trajo a La Habana a la pianista coreana Kyu Yeon Kim, con un atractivo recital dispuesto para la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís y su interpretación posterior del Concierto en la menor, Opus 15, de Edvard Grieg, en el Teatro Martí.
La discípula del pedagogo cubano Salomón Gadles Mikowsky, quien por estos días realiza su doctorado en la Manhattan School of Music de Nueva York, demostró que hay diversas maneras de ser un virtuoso.
En su primera actuación del 11 de junio presentó un programa con obras de Wolfgang Amadeus Mozart, Franz Schubert, Jean Philippe Rameau y Frédèric Chopin.
Kyu Yeon Kim ofreció una verdadera clase magistral en este sentido, alejada de aquellos lugares comunes, tan habituales, en cuanto a realizar alardes técnicos que deslumbran y que, la mayor parte de las ocasiones, son vacíos y más bien, superficiales.
La pianista coreana es decididamente exquisita y culta. Así se le apreció en todo momento, desde el primer instante de la Sonata No. 4 en mi bemol mayor, de Mozart; hasta el último acorde del Scherzo No. 4, Opus 54, de CHOPIN
Con un sonido delicado, pero firme, obtuvo del piano los sonidos más tenues y etéreos. Hecho que fue apreciado en toda la sensibilidad de la pianista en los Cuatro Impromptus, D. 899, Op. 90, de Schubert.
Ahora bien, el punto cimero del recital de Kyu Yeon Kim fueron las Nouvelles suites de pièces de clavecin, de Rameau.
Esta serie de pequeñas piezas fueron apreciadas como un arco iris de sorpresas y contrastes y, a la vez, resultaron una muestra del sólido concepto interpretativo que posee la pianista en cuanto a conducción del discurso sonoro de toda la obra.
Al día siguiente, se le vio deslumbrante y, a la vez, refinada en la partitura del maestro noruego, acompañada por la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, teniendo en el podio a la Maestra Daina García.
Mientras, al final de sus actuaciones en ambas jornadas, la intérprete ofreció muestras de su ductilidad; regalándole al público, como encore, interpretaciones del cubano Ignacio Cervantes, el quinto de los Preludios Corales, de Johann Sebastian Bach, según Busoni; y uno de los estudios de Béla Bártok que no dejaron la más mínima duda de su musicalidad.

Mujeres al piano

Por Laida Ferrando – Emisora CMBF
Isabel Mesa Un prominente recital ofrecieron en el 4to. Encuentro de Jóvenes Pianistas, Isabel Mesa y Ssu-Hsuan Li, como parte de la extensa y rica cartelera que propicia el acontecimiento habanero.
Concebida a partir de pilares clásicos del repertorio para el instrumento, la propuesta que se escuchó el 11 de junio en la sala Cervantes, fue curada con acierto; en tanto reunió dos intérpretes aparentemente distantes culturalmente, pero signadas por un denominador común: la expresividad.
La cubana descorrió la cortina sonora desde un programa que le permitió desplegar los más variados matices artísticos.
Abrió con tres Sonatas, de Doménico Scarlatti, en una correcta ejecución de esos «Ejercicios para clave» como los denominaba el napolitano, que son gallardamente estrictos, casi traicioneros; pero, a la vez, exigen un riguroso control técnico al hacer gala de toda la calistenia posible, desde la espiritualidad más elevada.
Acertada mezcla de bravura y elegancia hay en la Balada para piano No. 4 en fa menor,de Frédéric Chopin, a través de la cual Isabel Mesa comenzó a dar señales de lo que estaba por ofrecer.
Una suerte de arcoíris sonoro comenzó a brotar del piano en un Chopin que desplegaba en su balada el más certero efecto de canción sin palabras: cantaba el instrumento, al tiempo que emanaba toda la energía que la pianista era capaz de ponerle y se intensificó en Impresiones seresteiras, de Hietor Villa-Lobos, habitual en el repertorio de la joven y que le hace sentir como pez en el agua.
Su performance se sublima, canta con el piano, sonríe y su gesto sonoro se enriquece con su acción corporal. Sus manos bailan sobre el teclado en una espléndida danza sonora que cautiva a la audiencia.
Más atrevida, en el cierre, gozó con elegancia la Suite El batey, de su laureado compatriota Yalil Guerra.
Concebida en seis partes, la obra de herencia caturleana narra una historia rítmica, melódica y tímbrica de completa cubanía en un muy logrado equilibrio formal.
Se inicia con El Tostao —una suerte de preludio con aires de tocata— donde se proponen materiales sonoros que más tarde serán objeto de recreación.
Como un suspiro, llega El Dulcero que llena los sentidos de miel en una guajira-son juguetona, desde su asimetría metrorrítmica; y que Isabel supo llenar de sutilezas sonoras.
Brillante la intérprete en los virtuosos pasajes de El Wititio Dormido —cuyo lenguaje más radical desde el punto de vista armónico tonalofrece variedad y contraste—; y El Saltarín, trozo revoltoso donde hizo gala la pianista de su gracia y conocimiento para tocar música popular.
Con sabrosura y virtuosismo regaló las más intrincadas polirritmias y tumbaos sin descuidar los colores y texturas.
Breve y delicada en su factura, La criollita fue interpretada en el más puro estilo contradancístico cubano del siglo XIX; y, en abrupto contraste, llegó para el cierre El Babalao,desde una evidente politonalidad, con sonares «habanerosos» en una amalgama que retoma los aires de tocata iniciales.
Resulta El Batey, virtuosa y bien articulada, desde guiños melódicos —como la evocación de Amorosa guajira— y rítmicos, en el sonar de tambores y tumbaos; que levantó al público en una extensa ovación, provocando la salida de Isabel Mesa en repetidas ocasiones, y su regalo de dos danzas de Manuel Saumell, hasta otro encore con Mimos, del joven compositor guantanamero Ernesto Oliva.
Por su parte, la intérprete de China-Taipei resultó una revelación.
act_2951_2Con solo 16 años de edad ofreció obras de alta complejidad, interpretadas con la más depurada técnica al servicio de una sorprendente expresividad.
Con mesura y elegancia, asumió la ejecución del Preludio y Fuga en mi bemol mayor No. 7,  de Bach; y el Andante favori en fa mayor, de Beethoven; donde se recreó la intérprete y se deleitó el público, con los tonos emanados a partir de una obra que explota la transformación gradual y pareja del color armónico.
La Polonesa en do sostenido menor No. 1, de Chopin; fue, diríamos, acariciada por la pianista con transparencia y conmoción.
Desde esta contemplación sonora transitó con maestría a la expresividad politonal de Béla Bartók, en la Danza rumana No. 1.
Exigente partitura que brilló en su clara concepción, donde privilegió ese pianismo de timbres que subyuga y atrapa, al tiempo que resultó confirmación total de su competencia y expresividad para alcanzar el final con Serguei Rachmaninoff.
Del compositor ruso —paradigma para los más versados pianistas— ejecutó soberbiamente cuatro de sus Estudios Opus 33 (1, 2,3 y 5), en los cuales sus pequeñas manos dominaron las complejidades ténicas para revelar la intensa espiritualidad intrínseca al autor.
Para el encore, el Estudio No.1 Opus 39, del propio Rachamaninoff. Una obra todavía de mayor exigencia y lucimiento, con la cual su ejecución resultó impactante; mientras confirmó una cláusula que denotó desde el principio: el universo sonoro pianístico todavía tiene alas.

Propuesta editorial acompaña días de piano

Por Ignacio Cruz Ortega – Emisora CMBF
 
Un nuevo volumen engrosa los anales bibliográficos, destinados al estudio e interpretación del patrimonio pianístico cubano, tras su presentación en el contexto del 4to. Encuentro de Jóvenes Pianistas, que avanza en La Habana hasta el 26 de junio.
Música de salón en Santiago de Cuba. Danzas para piano, con revisión, estudio y transcripción de Franchesca Perdigón, da título a la novedad que repercute al presentar un material en su totalidad desconocido para el ámbito de intérpretes y musicólogos.
Así lo señaló a CMBF Radio Musical Nacional, la doctora Miriam Escudero, directora del Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas, que presentó el texto.
«La novedad es que vamos a tener un repertorio inédito para piano, que antes no se escucharon o trabajaron y que tienen, en su propia estructura, mucho de los ritmos típicos de la música bailable de salón, que estos compositores practicaban y luego daban a conocer al gran público a través de los bailes», dijo la también musicóloga.
Destacó «la búsqueda minuciosa de Franchesca Perdigón, en los fondos Pablo Hernández Balaguer de la biblioteca Elvira Cape, en esa ciudad oriental, y del músico español José Ildefonso Tamayo, en el archivo de la Real Academia de Bellas Artes San Fernando, en Madrid.
«Fueron los músicos santiagueros amigos de aquel español, Maestro de Capilla en la Catedral de la ciudad, quien a su regreso se llevó parte de esas partituras y la Academia ha tenido a bien permitirnos el acceso a las mismas».
«Franchesca Perdigón hace todo un análisis de las mismas y nos ubica en los pocos datos biográficos que a veces tenemos, resultando un estudio previo imprescindible para entender después ese repertorio», comentó además Miriam Escudero.
El libro avanza a lo largo de sus más de doscientas páginas entre los análisis de la autora en torno los espacios de creacion y difusión del género en esa urbe, así como particularidades de las obras y sus creadores.
En ese estudio contextualizado destaca un valioso apartado referido a la edición de las obras y los criterios de transcripción seguidos, antes de dar paso a las partituras recogidas con todas sus particularidades.
Es este el cuarto volumen de la Colección Patrimonio Musical Cubano, dedicado a la preservación, estudio y difusion de esos documentos que, coordinado por Miriam Escudero y María Antonia Virgili, forma parte de los proyectos editoriales de Centro de Investigación y Desarrollo de la Música en Cuba, CIDMUC.

Prosigue exitosamente IV Encuentro de Jóvenes Pianistas


CARTEL2016 

Por Adalys Pérez Suárez – Uneac.org

A poco más de siete días de su apertura, el IV Encuentro de Jóvenes Pianistas ofrece para este fin de semana un prometedor programa en el que destaca el estreno en nuestro país de la suite El Batey, del cubano Yalil Guerra, ya reconocido con un Grammy Latino en 2012 y una nominación a estos premios en 2014.
La interpretación de dicha obra tendrá lugar durante el concierto que ofrecerá la también cubana Isabel Mesa en la Sala Ignacio Cervantes, el próximo domingo 12 de junio, a las 11:00 am., con un repertorio que incluirá además composiciones de Domenico Scarlatti, Frédéric Chopin y Heitor Villa-Lobos.
En esa propia jornada, pero a las 6:00 pm. se presentarán en el Teatro Martí —cuyo aniversario 132 es celebrado en el evento— KyuYeon Kim, de Corea del Sur y nuestro Aldo López Gavilán junto a la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida en esa ocasión por la maestra Daiana García.
Nueve pianistas cubanos junto a diecisiete oriundos de cerca de una decena de países asumirán hasta el próximo día 26 un extenso repertorio en el que se incluyen asimismo piezas de Sergei Rachmaninoff, Johan Sebastian Bach, George Perle y Harold Gramatges, por solo mencionar algunos autores.
La Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, al igual que las instalaciones antes citadas, son sedes de este Encuentro que parte de una iniciativa del profesor Salomón Gadles Mikowsky, cuyos alumnos en la Manhattan School of Music son quienes comparten escenario con los jóvenes instrumentistas del patio.
Figuran asimismo entre los organizadores de la cita la Oficina del Historiador de la Ciudad, el Instituto Cubano de la Música y el Centro Nacional de Música de Concierto.

Teatro Martí en Encuentro de Jóvenes Pianistas

Por Viviana Reina – Revista Opus Habana

_DSC9675-copia«Hemos llegado a 132 años de un espacio de cultura» afirmó la musicóloga Miriam Escudero en el concierto que homenajeó el aniversario de la inauguración del Teatro Martí. En el marco del IV Encuentro de Jóvenes Pianistas —el jueves 9 de junio—, los asistentes pudieron disfrutar de la pianista Khowoon Kim (Corea del Sur) quien deleitó al público con el Concierto para piano en la menor, Op. 54 de Robert Schumann. La segunda parte del programa estuvo protagonizada por el Concierto para piano No. 2 en sol mayor, Op. 44 de Piotr Ilich Chaikovski que cobró vida en las manos de Edward Neeman (Estados Unidos). Ambos intérpretes estuvieron acompañados por la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba bajo la dirección del maestro Enrique Pérez Mesa.
Por Viviana Reina – Revista Opus Habana

_DSC9675-copia«Hemos llegado a 132 años de un espacio de cultura» afirmó la musicóloga Miriam Escudero en el concierto que homenajeó el aniversario de la inauguración del Teatro Martí. En el marco del IV Encuentro de Jóvenes Pianistas —el jueves 9 de junio—, los asistentes pudieron disfrutar de la pianista Khowoon Kim (Corea del Sur) quien deleitó al público con el Concierto para piano en la menor, Op. 54 de Robert Schumann. La segunda parte del programa estuvo protagonizada por el Concierto para piano No. 2 en sol mayor, Op. 44 de Piotr Ilich Chaikovski que cobró vida en las manos de Edward Neeman (Estados Unidos). Ambos intérpretes estuvieron acompañados por la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba bajo la dirección del maestro Enrique Pérez Mesa.

Prosiguen ovaciones en días habaneros de piano

Por Ignacio Cruz – Emisora CMBF

act_2653_2Prolongadas ovaciones se llevó el cubano Melvin Fernández al estrenar en el país Doce Estudios Caribeños, de Roberto Valera, durante el 4to. Encuentro de Jóvenes Pianistas que acontece en La Habana.
La integral resulta «una empresa muy difícil y seria», según el intérprete que debió sustituir a su coterránea Lilibeth Fabelo, prevista con antelación para el programa de este 5 de junio en la Sala Cervantes.
Aceptó la propuesta a petición de Ulises Hernández, quien encabeza la Cátedra de Piano en el Instituto Superior de Arte, donde acaba de obtener su titulación tras varios años de perfeccionamiento en España.
«Quería era ser un músico formado totalmente en mi país y ha sido un sueño conseguido. Por eso estoy enormemente agradecido de todo lo que el maestro sigue haciendo por mí y de que me haya ofrecido esta oportunidad, aunque sea con tan breve recital», aseguró a CMBF Radio Musical Nacional.
Melvin Fernández asumió el complejo mundo sonoro dispuesto en Doce Estudios Caribeños, del que señaló «posiciones de la mano que hay que cambiar, además de trabajar la relajación del brazo y junto a ello la comprensión formal y estructural de las obras», como retos que debió enfrentar.
«Sobre todo el Estudio No. 6, que es muy largo. Es una forma sonata según ha dicho Valera. Y el Estudio No. 10, que tiene un clásico tumbao cubano», acentuó el músico que colabora actualmente con la Asociación Cultural Catalano-Iberoamericana de la Música, en la región de Cataluña, donde radica.
«Tenía deseos de hacer algo fresquito y disfrutar», señaló Melvin Fernández, que inició su presentación con La Isla Feliz, de Claude Debussy.
La oportunidad, entretanto, le permitió compartir el estreno cubano de la obra en presencia del autor, que dijo sentirse satisfecho de la propuesta realizada por Melvin Fernández de sus Doce Estudios Caribeños.
Al celebrar la interpretación, Salomón Gadles Mikowsky reconoció por su parte la cubanidad contenida en la integral y «el conocimiento pleno que el autor tiene del instrumento».

Teclas blancas y negras en La Habana

Por Viviana Reina – Revista Opus Habana.
Teclas blancas y negras. Dedos, manos y corazón que se entregan sin dudar con cada nueva nota que emite el instrumento. Ya no está en la tranquilidad de un estudio; cientos de personas lo observan. Ahora no deben existir fallas. Además del regio público que lo escucha, su maestro con firme mirada y oído —aún más agudo por los años— sigue cada elección que el pianista realiza en su interpretación. Los dedos de Alexandre Moutouzkine se pasean en busca del siguiente sonido. Apresa el tiempo, y con él a cada persona, rescatando del pasado la obra del compositor austro-húngaro Franz Liszt.

alexandre1


Es el Concierto para piano No. 2 en la mayor, S. 125, causante de que el Teatro Martí esté impregnado de una atmósfera decimonónica. Escrita como un único y extenso movimiento, esta obra está dividida en seis secciones (Adagio sostenuto assai, Allegro agitato assai, Allegro moderato, Allegro deciso, Marziale un poco meno allegro, Allegro animato) conectadas por transformaciones de distintos temas —técnica que desarrolló Liszt. Momento en que el pianista ruso asume el reto de dialogar con una partitura donde una o dos melodías básicas son derivadas hacia disímiles temas. Acunados en los brazos del siglo XIX, se suman a la propuesta cuerdas y vientos; todos integrantes de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, bajo la dirección del maestro Enrique Pérez Mesa.
Unos se levantan. Otros conversan. Ha concluido la primera parte del programa. Impresionados por la interpretación, algunos buscan en las páginas datos sobre el intérprete. En la número cincuenta y cuatro, reconocen su foto. Debajo unas líneas afirman que concluyó sus estudios con el maestro Salomón Gadles Mikowsky en Manhattan School of Music; además ha sido galardonado en disímiles concursos internacionales, tales como el Rubinstein de Tel Aviv, el Nambourg de Nueva York, el de Cleveland, el de Montreal, el María Canals de Barcelona, el Pilar Bayona de Zaragoza, el Tívoli de Copenhague, y el Ignacio Cervantes de Cuba, por solo citar algunos ejemplos.
Tras instantes de utópico silencio, vuelve a escena la Orquesta, y con ella Alexandre Moutouzkine. Ahora ocupa el pensamiento de músicos y público, el Concierto para piano No. 1 en mi bemol mayor, R. 455. Terminado en 1849, seis años más tarde Liszt lo estrena como solista y se convierte en una de las obras más brillantes y populares compuestas por él. Este concerto symphonique —como lo denominó Franz Liszt en la partitura manuscrita— parece entrelazar cada uno de los instrumentos que tras sí, luchan por encontrar la sonoridad sublime de una figura trascendental para la música universal.
Confieso que durante esta velada perdí la noción del tiempo. Con ella escapó la necesidad, que por lo general siento, de buscar esa teatralidad intrínseca en el escenario. Dejé de mirar adelante. Para complementar el disfrute auditivo, busqué los detalles que hacen del teatro que nos acogía un lugar memorable de nuestra identidad. Columnas, rosetones, sillas, la bella lámpara… y sobre todo las personas que estaban allí. Al igual que yo, ellas disfrutaban de las caídas o subidas intermitentes y de la gravedad o agudeza del sonido con que Liszt, en las manos virtuosas de Moutouzkine, nos condujo —durante casi dos horas— a través de sensaciones indescriptibles.
Aplausos estremecieron las paredes del Teatro Martí. Concluía la gala inaugural de IV Encuentro de Jóvenes Pianistas, pero no sin antes regresar el pianista a interpretarnos dos encores: Gavotte del compositor alemán Johann Sebastian Bach con transcripción de Serguéi Rachmaninov; y Pan con timba del cubano Aldo López-Gavilán. Una vez más, la atmósfera sucumbió ante el halago.

Encuentro de Jóvenes Pianistas: pervivencia del patrimonio musical cubano y universal

MOUTOSKINE-Small

Por Ofelia Sandar Valles – Emisora Habana Radio.

Muchos lo esperan, ya es habitual su presencia en el mes de junio en La Habana. Nos regala su arte desde el primer Encuentro de Jóvenes Pianistas. Su virtuosismo fascina. Entonces no es casual que este jueves 2 de junio, el Teatro Martí, totalmente colmado de público, aplaudiera ininterrumpidamente las interpretaciones del pianista ruso Alexandre Moutouzkine, durante la inauguración de la cuarta edición de esta cita.
Brilló desde que sonó el primer acorde acompañado de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta del maestro Enrique Pérez Mesa. Y es que Moutouzkine le imprime fuerza y lucidez a sus ejecuciones tal como lo hizo con los Conciertos 1 y 2 de Franz Liszt durante la apertura del foro. Con dos encores culminó su presencia en el escenario: “Govata”, de Johann Sebastian Bach, con transcripción de Sergei Rachmaninoff, y “Pan con timba”, de Aldo López-Gavilán, esta última toda una lección en el modo de interpretar la música cubana, identificándose con sus dificultades rítmicas como digno discípulo de Salomón Gadles Mikowsky, catedrático del instrumento en la Manhattan School of Music de New York.
El también director artístico del evento, en las palabras inaugurales dijo estar satisfecho por ser “la cuarta vez que se logre tener un festival de esta magnitud, que reúne al pianismo internacional con la importantísima escuela cubana de piano”.
“Es gratificante – aseguró – ver que estas salas inauguradas no hace mucho tiempo, este gran teatro y la Sala Ignacio Cervantes, porque la Basílica existe hace mucho más años, sean sede de estos encuentros, que son para mí un sueño de poder, al final de mi vida, entregarle a Cuba un poco del trabajo que he realizado en mi carrera pedagógica; y mis alumnos tienen mucho interés y entusiasmo de satisfacer mis deseos, sin recibir ningún pecunio, de tocar para ustedes y recibir sus aplausos”.
Salomón aprovechó la oportunidad para honrar la memoria de su maestro César Pérez Sentenat en el 120 aniversario de su nacimiento, “quien me introdujo en el piano y en las danzas y contradanzas de Saumell y Cervantes; y muchos otros cubanos”. Momento emotivo resultó cuando dijo que también quería honrar “al gran entrañable amigo, mecenas de La Habana, alma mater de esta ciudad que es el Dr. Eusebio Leal Spengler, quien ha dedicado toda su vida a embellecer esta magnífica ciudad que cobra interés mundial cada vez más y que tantos turistas están fascinados por este sitio; a él le debemos muchísimo”, concluyó.
Este es el principio de lo que serán hasta el domingo 26 los 20 conciertos que incluye esta edición del Encuentro de Jóvenes Pianistas que, al decir del Leal, “fomenta la creación de lazos históricos que contribuyan a la pervivencia del patrimonio musical cubano y universal en la sociedad contemporánea”.

IV Encuentro de Jóvenes Pianistas

Por Ismael Almeida – Enfoque Cubano.

Por: Ismael Almeida Exitoso concierto deja inaugurado el IV Encuentro de Jóvenes Pianistas en el Teatro Martí de La Habana, en la tarde de este 2 de junio con la intervención de su Presidente Salomón Gadles Mikowsky y la Musicóloga Mirian Escudero. En esta ocasión el público pudo disfrutar nuevamente de la maestría del pianista Alexandre Moutouzkine de Rusia, acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la batuta de Maestro Enrique Pérez Mesa, que interpretaron las obras Franz Liszt, el concierto para piano No. 2 en la mayor, S. 125, intermedio y el concierto para piano No. 1 en mi bemol mayor, R. 455
Exitoso concierto deja inaugurado el IV Encuentro de Jóvenes Pianistas  en el Teatro Martí de La Habana, en la tarde de este 2 de junio con la intervención de su Presidente Salomón Gadles Mikowsky y la Musicóloga Mirian Escudero. En esta ocasión el público pudo disfrutar nuevamente de la maestría del pianista Alexandre Moutouzkine de Rusia, acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la batuta de Maestro Enrique Pérez Mesa, que interpretaron las obras Franz Liszt, el concierto para piano No. 2 en la mayor, S. 125, intermedio y el concierto para piano No. 1 en mi bemol mayor, R. 455.

Toda La Habana en un piano

Por Pedro de la Hoz – Periódico Granma.

Con los ojos bien abiertos, las mentes despiertas y unas ganas tremendas de obrar bien, el sueño se hizo posible por primera vez en el verano del 2013. La Habana se merecía un festival de piano clásico, de puro piano en la ciudad de Saumell y Ruiz Espadero, de Cervantes y Cecilia Aristi, donde triunfó el guanabacoense Ernesto Lecuona y se distinguieron maestros como Hu­bert de Blanck, Margot Rojas y César Pérez Sen­tenat.
Una realidad y dos voluntades se conjugaron: la cosecha de medio siglo de un sistema docente que bajo el principio rector de una política cultural inclusiva multiplicó la capacidad de formación de los talentos, y la sinergia que muy pronto establecieron Eusebio Leal y Salomón Gadles Mi­kowsky.
“Aquí lo importante es la música que levanta el espíritu y congrega a las naciones por la paz, y que permite asociarnos a lo que un sabio llamó la sublime armonía, eso es lo más importante. A mí me interesa que venga el público, los jóvenes, que estén las personas”, dijo Leal al promover la idea y poner a disposición del evento las instituciones de la red de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Gadles, cubano hasta la médula aun cuando desde mediados de los años 50 del pasado siglo enrumbó su carrera en Estados Unidos,  invitó a varios de sus discípulos en la Manhattan School of Music, de Nueva York, reconocidos en diversos escenarios internacionales, “pero que nunca han tocado en Cuba, y es hora de regresar aquí a mi patria para presentar y compartir con la escuela pianística cubana el trabajo de tantos años de pedagogía”.
¿Cómo no aportar a tan noble idea? Pronta fue la respuesta del Ministerio de Cultura, el Centro Nacional de Música de Concierto, la Orquesta Sinfónica Nacional, el Instituto Superior de Arte, el Lyceum Mozartiano de La Habana, la Oficina Leo Brouwer, los Estudios Ojalá, de Silvio Rodríguez… Nació así el Encuentro de Jóvenes Pianistas, cuya cuarta edición se efectuará del 2 al 26 de junio en tres plazas, el teatro Martí, la Basílica Menor de San Francisco y la sala Ignacio Cervantes, dotadas de magníficos instrumentos, dos de ellos donados por Mikowsky.
Para celebrar el nuevo convite, Leal escribió un mensaje en el que observa: “Armenia, Belarús, China, Corea del Sur, Egipto, Estados Unidos y Ru­sia serán los países de donde provengan los 17 in­térpretes foráneos, todos alumnos de Miko­wsky, en su mayoría multilaureados y protagonistas de exitosas carreras desde su más temprana juventud. A ellos se suman nueve representantes cubanos, también de excelente nivel e igualmente ac­re­e­­dores de premios dentro y fuera de nuestras costas. Sus carreras han sido fruto de la vocación magisterial de la escuela de piano cubana en la que destacan profesores como Teresita Junco, Alicia Perea, Frank Fernández, Ulises Hernández, Mer­cedes Estévez, Hortensia Upmann, María Teresa Pita, Andrés Alén, Miriam Cruz, Rosalía Capote, Danae Ulacia, Miriam Valdés, María Caridad Valdés, An­drea Mesa, Ernán López Nussa, Liana Fernández, Patricio Malcolm, y Aldo López Ga­vilán, entre otros”.
Es difícil encontrar en otro festival que se le parezca la programación de nueve funciones con respaldo orquestal, ocho a cargo de la Sinfónica Nacional y la otra de una agrupación juvenil, la del Lyceum Mozartiano de La Habana adjunto a la Universidad de las Artes.
Los repertorios abarcan el patrimonio pianístico occidental en la órbita de la música de concierto, desde la era barroca hasta la contemporaneidad. Como curiosidad, en las sesiones con orquesta que tendrán lugar en el teatro Mar­tí, se interpretarán los dos conciertos de Franz Liszt —por el ru­so Alexander Mo­u­tou­z­kine en la velada inaugural— y los dos de Chopin —por el chino Yuan Sheng el jueves 23 de junio—, pero también debe despertar el interés la ejecución de autores poco frecuentados en la vida musical cubana como el español Antonio Soler (1729–1783) —el armenio Hayk Arsenian le de­dicará un monográfico el viernes 3 de junio en la sala Cervantes—, y el francés Jean Philippe Ra­meau (1683–1764) —en los programas de Kyu Yeon Kim del sábado 11 en la Basílica y de Sining Liu el domingo 19 en la Cer­vantes.
Aunque obviamente todos los intérpretes convocados son jóvenes y con ejecutorias en pleno desarrollo, llaman la atención entre los cubanos las edades de Lisa María Blanco (nació en 1995) y  Ahmed Alom (en 1998), ella ganadora del Con­curso Internacional Musicalia, de La Habana, en el 2015; él, primer premio en el Concurso María Clara Cullell, de Costa Rica. De los visitantes, los “superjóvenes” son  las chinas Sining Liu (1997) y Ssu Hsuan Li ( 2000).
Jóvenes veteranos, muy ligados a Mikowsky, son el chino Yuan Sheng y la norteamericana Simone Dinnerstein, am­bos de 44 años. El primero descubrió a Cuba, y fue descubierto por nosotros, en el 2000 cuando ga­nó el internacional Ig­nacio Cervantes. La Di­nn­erstein pertenece al catálogo de la Sony Classical Re­cords desde el 2010 y asumirá el sábado 25 en la Basílica, junto a la violinista Jenny Peña, la flautista Niurka Gon­zález y la orquesta del Lyceum Mozartiano, bajo la conducción de José A. Mé­n­dez Padrón, el quinto de los célebres Con­ciertos de Bran­deburgo, de Johann Se­bas­tian Bach.

La Habana: punto de encuentro de jóvenes pianistas

 piabnn

En Agencia Cubana de Noticias.

Talentosos músicos consagrados y noveles de diversas partes del orbe se darán cita, en esta capital, del dos al 26 de junio próximo en el IV Encuentro de Jóvenes Pianistas.
Unos 20 conciertos conforman el programa del evento en el que se presentarán 26 instrumentistas de China, Belarús, Armenia, Corea del Sur, Rusia, Egipto, Estados Unidos y Cuba, informó a la prensa Miriam Escudero, coordinadora general del programa. Por el patio participarán nueve ejecutantes, entre ellos, Karla Martínez, Yanner Rascón, Patricio Malcolm, Yamilé Cruz y Aldo López-Gavilán.
La inauguración del Encuentro correrá a la cuenta del destacado instrumentista ruso Alexandre Moutouzkine, quien estará acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), dirigida por el maestro Enrique Pérez Mesa. Escudero destacó, además, la presencia de otros invitados como la pianista china Sining Liu; Alexandra Bellakovich-Shkoda, de Belarús;  Khowoon Kim, de Corea del Sur; y Edward Neeman, de EE.UU.
La OSN acompañará los conciertos para piano, que serán interpretados jueves y domingos, bajo la batuta de su titular Pérez Mesa, quien compartirá el podio, durante esos días, con Daiana García y José Antonio Méndez. También conducida por Méndez, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de las Artes, adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana, tendrá una actuación dedicada a repertorios más antiguos.
Esta cita parte de la iniciativa del  profesor Salomón Gadles Mikowsky y del Teatro Martí tendrá por sedes a la Sala Ignacio Cervantes y la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.

ENTRADAS MÁS VISITADAS

BITÁCORA

BITÁCORA

COSMÓPOLIS