29 DE MARZO/ 12h00/ IGLESIA EL CARMEN
CLASE MAGISTRAL
30 DE MARZO/ 14h30/ CONSERVATORIO NACIONAL DE MÚSICA
Título: Música sacra de las catedrales de La Habana y Santiago de Cuba, siglo XVIII
Ponente: Miriam Escudero
Cayetano Pagueras (Barcelona, siglo XVIII-¿La Habana?, siglo XIX)
- Alleluja. Dominus regnavit decorem, gradual de Maitines de Navidad, ca. 1791
Esteban Salas (La Habana, 1725-Santiago de Cuba, 1803)
- Tu mi Dios entre pajas, cantada de Navidad
- Que Niño tan bello, villancico de Navidad
- Si al ver en el oriente, villancico de Navidad, 1796
Cayetano Pagueras
- Nunc dimittis, gradual para el día de la Purificación de Nuestra Señora
- Gloria, laus et honor, himno de Domingo de Ramos, 1796
- Angelus Domini descendit, responsorio primero, Maitines de Resurrección, 1798
- Vexilla Regis, himno de Viernes Santo, 1796
- Cum transisset Sabbatum, responsorio segundo, Maitines de Resurrección, 1798
Juan Paris (Cataluña, ca. 1759-Santiago de Cuba, 1845)
- Tierno infante, villancico de Navidad, II nocturno, 1812
- Parió María en Belén, villancico de Navidad, I nocturno, 1814
- Cesen tus gemidos, villancico de Calenda de Navidad, 1808
Transcripciones de Miriam Escudero (obras de Cayetano Pagueras y Esteban Salas) y Claudia Fallarero (obras de Juan Paris)
Las obras se conservan en los archivos de la Catedral de Santiago de Cuba, la Iglesia de la Merced de La Habana, la Iglesia de San Francisco de Santiago de Cuba, el Museo Nacional de la Música de Cuba, la Biblioteca Elvira Cape de Santiago de Cuba y la Catedral de Puebla de los Ángeles de México.
INTÉRPRETES:
José Antonio Méndez Padrón (órgano y dirección)
Grisel Lince, soprano
Lucelsy Fernández, soprano
Teresa Janet Pérez, alto
Roger Quintana, tenor
Eleomar Cuello, barítono
Anabel Estevez, violín I
Jenny Peña, violín II
Maylín Sevilla, violoncello
NOTAS AL CONCIERTO
Cayetano Pagueras, músico de la Catedral de La Habana: 1778-1814
El intercambio entre músicos y músicas entre el Viejo y Nuevo Mundos es punto de partida para la restauración de nuestra historia cultural; en especial, cuando se aborda el trasiego de obras y documentos motivados por la composición musical para el ornato de las misas y oficios del culto católico. Es el caso de la creación musical de Cayetano Pagueras (Barcelona, siglo XVIII-¿La Habana?, siglo XIX), compositor de origen catalán radicado en Cuba entre finales del setecientos y las primeras décadas de la siguiente centuria, quien nos legara algunas de las más hermosas y antiguas obras del patrimonio musical cubano.
Pagueras ya residía en La Habana en 1778 y se sabe que procuró colocarse infructuosamente, al menos en dos ocasiones, como maestro de capilla de la Catedral de Puebla de los Ángeles, México, donde se conservan sus únicas obras autógrafas. Vinculado desde 1795 a la Catedral de La Habana, tampoco consiguió aquí el tan preciado puesto de maestro de capilla, por lo que debió conformarse con las plazas de contralto y organista. Más tarde pasó al Convento de la Orden de los Hermanos Betlemitas de esta misma ciudad, hasta que perdemos su rastro en 1814. Sin embargo, su actividad compositiva abarcó más de 80 títulos, inventariados en 1872 como parte del archivo de la Catedral de La Habana.
Las obras de Cayetano Pagueras fueron compuestas dentro del período de la Ilustración, entre 1791 y 1801, acordes con las modas estéticas imperantes en su tiempo. A excepción del gradual Alleluja. Dominus regnavit decorem (ca. 1791), cuyo manuscrito autógrafo se conserva en el Archivo de la Catedral de Puebla de los Ángeles, el resto de sus composiciones fueron arregladas y transformadas por otros autores y copistas a lo largo del siglo XIX, lo que complejiza el proceso de su transcripción e interpretación históricamente informada. Aunque no son necesariamente las obras más representativas de su legado compositivo, tienen el valor añadido de haberse salvado azarosamente del extravío.
Según la función litúrgica de cada pieza, Pagueras elige las voces y los instrumentos que sean acordes con las rúbricas de la celebración. Es el caso de algunas obras para Semana Santa: Gloria, laus, et honor y Vexilla Regis, compuestas hacia 1796 y en las que sobrevive, incólume, el uso de un estilo tardío y arcaico que procede del modelo de los polifonistas del siglo XVI. En cambio, en los responsorios de Resurrección (Angelus Domini descendit y Cum transisset sabbatum), y el Nunc dimittis hace uso de elaboraciones melódicas belcantistas y melismáticas más complejas, derivadas del ámbito teatral. Su concepto dramatúrgico es francamente ilustrado, pues recurre a la estructura simétrica de las frases y emplea una retórica que elude el regodeo en temas como el sufrimiento y la muerte.
Esteban Salas, maestro de capilla de la Catedral de Santiago de Cuba: 1864-1803
Nacido en La Habana el 25 de diciembre de 1725 (este año se conmemora su 290 natalicio), Esteban Salas realizó estudios de Filosofía, Sagrada Teología y Derecho Canónico en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, pero no se ha precisado aún quiénes fueron sus maestros en el arte de los sonidos. Su vinculación desde 1734 a la Parroquial Mayor de La Habana como tiple de coro, es la única evidencia sobre su formación musical, la cual —por la vía que fuese— adquirió totalmente en Cuba, de donde nunca emigró. En el templo habanero estuvo hasta que partió hacia la Catedral de Santiago de Cuba por petición del obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, quien le otorgó la responsabilidad de establecer con firmeza la capilla de música de la catedral. Desde 1764 y hasta su muerte en 1803, Salas desplegó allí una intensa actividad musical que abarcó la creación de más de cien partituras entre obras litúrgicas, villancicos y cantadas.
Durante el siglo XVIII, la celebración de la Navidad en Cuba alcanzó su más elevada expresión en el villancico polifónico, género, que heredado de nuestras raíces hispánicas, tuvo en Esteban Salas su más significativo cultor. Para este entonces, el villancico español ya había asimilado las características del estilo moderno a través de la cantata italiana. Junto al tratamiento virtuoso de la voz y el papel protagónico de los violines en los intermedios instrumentales, las principales manifestaciones de esa transformación se hicieron palpables en aspectos tales como: la disminución en el uso del contrapunto, el enriquecimiento de las posibilidades armónicas y el establecimiento de una nueva relación de diálogo entre instrumentos y voces.
Desde el punto de vista formal, se distinguen dos manifestaciones del villancico polifónico en la obra no litúrgica de Salas: el villancico propiamente dicho y la cantada.
Tal distinción se atiene a la nomenclatura utilizada por el autor cuando, al clasificar sus obras, especifica el género en las portadas de las mismas. Con el término de villancico, Salas designó generalmente aquella forma caracterizada por la tradicional estructura ternaria de estribillo-copla-estribillo, y con el de cantada nombró las piezas basadas en la alternancia de recitativos y arias.
Entre las obras que se incluyen en este programa, dos de ellos, villancicos, se distinguen porque poseen la estructura tradicional estribillo-coplas-estribillo: Que Niño tan bello y Si al ver en el Oriente, cuya introducción instrumental lo sitúa dentro de una elaboración más «moderna», y una cantada, Tú mi Dios entre pajas, que conserva la estructura de recitado y aria.
Juan Paris, maestro de capilla de la catedral de Santiago de Cuba: 1805-1845
Casi nada sabemos de las motivaciones que tuviera el músico catalán Juan Paris (Cataluña, ca. 1759-Santiago de Cuba, 1845) para embarcarse a América e instalarse en la ciudad de Santiago de Cuba a principios del siglo XIX. Su presencia confirmada en la Isla durante el año 1805 es un completo enigma, habiendo arribado quizás en los últimos años del setecientos o en los primeros del ochocientos.
Parece ser que Paris se trasladó a la Catedral de Santiago de Cuba tras la muerte del presbítero Esteban Salas, aprovechando que habría quedado vacante su plaza como director de la orquesta y compositor de manera regular, labores meritoriamente desempeñadas por este último entre 1764 y 1803.
Siendo un compositor fundamentalmente religioso, los casi sesenta villancicos de Navidad de su autoría, además de su obra litúrgica, dan fe de la función que desempeñara por cuarenta años como maestro de capilla en dicha sede catedralicia. Sus partituras se conservan hoy entre los archivos del Museo Arquidiocesano y de la Biblioteca Elvira Cape, en Santiago de Cuba, y los fondos del Museo Nacional de la Música, en La Habana. Hasta el momento han sido publicados dos volúmenes con la edición y transcripción de quince villancicos fechados entre 1805 y 1814, reflejo de su primera década de actividad musical en tierra cubana.
La clasificación estilística de «clasicismo» es conferida a las obras de Paris desde que, en la década de los 40 del siglo XX, así lo estipulara el escritor Alejo Carpentier en su libro La música en Cuba, criterio de autoridad que ha sido respetado por la historiografía musical cubana. Al escuchar esas obras, hoy podemos decir que, aun cuando conviven otros criterios de estilo, Paris dialoga efectivamente con los conceptos tímbricos y estructurales que dieron vida en España a las obras cercanas a la tradición centroeuropea considerada como «clásica», desarrollada entre finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Una de las innovaciones más interesantes que propone con sus villancicos es la expansión del espacio de las introducciones instrumentales hasta convertirlas a veces en «oberturas» de más de 90 compases. Así sucede en el villancico «de Calenda» Cesen tus gemidos (1808) que no sólo tiene una dilatada introducción, sino que posee una extensa sucesión de recitados, arias pastorelas y coplas, comportamiento habitual en el género villancico desde finales del siglo XVIII.
Por su parte Tierno infante (1812) y Parió María en Belén (1814) son obras desprovistas de la intensidad de recursos formales y vocales de los años anteriores. Tienen una estructura sencilla de estribillo-copla-estribillo, a la usanza del villancico tradicional español, y un retorno literario a la escena central de la Navidad y sus personajes protagónicos: José, el niño Jesús y la virgen madre María…